miércoles, 22 de abril de 2009

"No hay que meter a los hijos en el divorcio"

Divorcio, sí, pero de la pareja, no de los hijos. Es la base del trabajo de Paulino Castells, médico y profesor de Psicología de la Universidad Abat Oliba CEU, que en Los padres no se divorcian de sus hijos (Aguilar) desgrana las claves para que el divorcio no sea una ruptura con los niños.
¿Cómo se consigue que un divorcio no sea también una separación de los hijos? El fracaso de la pareja afectiva no debe impedir el triunfo de la pareja parental. Muchos padres se descubren como progenitores cuando se separan. Nunca hay que implicar a los hijos en la separación, porque ellos ya se sienten culpables. La receta pasa por el respeto.

Ese fracaso sentimental que es la separación, ¿puede ser también una solución? Puede. Queda un camino muy importante por hacer como padres. Es un momento con problemas muy acuciantes, y aunque seas un gran padre o madre hay un impás en el que baja la actividad como progenitor.

Dice que a los hijos hay que explicarles la situación. ¿Cómo? Deben contarlo las dos personas juntas, planificando lo que hay que decir. Es una decisión que probablemente los niños no entenderán ni compartirán, pero deben saber que por encima de todo ninguno de los dos les fallará. Si esto queda ambiguo, el chaval se desesperará y sentirá que todo se ha roto.

No hay que contar la nueva vida sexual de los padres, ¿no? No. Los hijos deben participar en ello de la forma más natural posible. No hace falta ir presentando novios y novias. Niños y niñas reaccionan de forma distinta.Y también depende de la edad de los hijos. En una separación las niñas están más amparadas. Los que peor lo pasan son los adolescentes. O bien dejan de madurar, o maduran mucho más rápido, sólo en cosas prácticas. A los menores de tres años les afecta mucho menos. Aunque en todos los casos no hay problema si las figuras del padre y la madre siguen existiendo, aunque no vivan juntos.

¿Alguna secuela en los hijos de padres separados? Tienen una visión diferente de la vida. Pueden tener miedo al compromiso, por temor a que pase lo mismo que a sus padres.

Antes hablaba de culpa. ¿Qué otros sentimientos acostumbran a aparecer? Se tambalea la confianza. En función de cómo se gestione la separación, el día de mañana el niño confiará o no en otras personas. Y también el perdón:es horrible pasarte toda la vida odiando a tu ex pareja. El rencor siempre pasa factura.

1 comentario:

ĭçoŋoçlast@.·´¯`·.¸ dijo...

Precisamente al no existir leyes equitativas en los divorcios se termina metiendo a los hijos en los mismos ya que se vuelven instrumento de chantaje de las madres al limitar las visitas de los padres o exigir pensiones abusivas sin que a la mujer se le limite o exija en nada.