lunes, 20 de octubre de 2008

También ellos sufren malos tratos

«Hay que dejar de hablar de violencia de género y empezar a hablar de violencia de personas». Así se expresaba Eloy Rodríguez Valdés, psicólogo y sociólogo canario que atendió el primer caso de un hombre víctima de violencia femenina. El próximo 28 de diciembre se cumplirá un año de su fallecimiento. Durante gran parte de su trayectoria profesional reivindicó la necesidad de hablar del maltrato hacia las personas independientemente del sexo porque, «quien agrede o mata es la persona y no el género».
Hace cuatro décadas, hablar de maltrato en el seno del hogar era un tema tabú. Las mujeres, víctimas de la violencia ejercida por sus parejas, preferían callar y ocultar su problema. Muchas murieron a manos de sus esposos, pero por entonces era preferible no airear la realidad de lo que sucedía.
Cuarenta años después, esta historia de silencio se repite, pero en los hombres, porque también ellos sufren malos tratos, aunque muchos prefieran guardar silencio por vergüenza, o por cuestiones relacionadas con el honor. El pasado año en España un total de 7.408 mujeres fueron denunciadas por hombres víctimas de los malos tratos relacionados con la violencia doméstica. Aunque la cifra de mujeres que denuncian maltrato es muy superior a la de los hombres, las estadísticas comienzan a manifestar un fuerte incremento en las denuncias de hombres. Algunos hasta han perdido la vida a manos de sus compañeras.
En algunos casos, hombres que han padecido este agravio, se definen como víctimas de una violencia de sexo -género sólo tienen las palabras y no las personas- no reconocida aunque existente, y discriminados por las distintas administraciones y un amplio sector de la sociedad. Se quejan de que parte de sus impuestos sean destinados a un Instituto de la Mujer y no haya uno de hombres. Critican que existan casas de acogida para mujeres maltratadas y no un lugar, en similares condiciones, para hombres que son víctimas del mismo delito. El primer refugio de acogida para hombres víctimas de malos tratos se presentó en Holanda el pasado mes de septiembre.
Entre los maltratos que se denuncian desde distintas asociaciones de hombres, padres de familia separados, existe el de la «falsa denuncia por malos tratos». Consideran que es un daño psicológico al que están sometidos, primero con amenazas, y luego con la materialización de esta falsa denuncia en un juzgado. Desde la Asociación Custodia Compartida de Tenerife aseguran que las mujeres, partiendo de la base que «la ley les apoya», si denuncian falsamente a sus parejas, generalmente no es para quedarse con la custodia de sus hijos, porque ya de por sí, la propia ley se la va a conceder. La denuncia falsa llega más «por hacer daño, por odio hacia la otra persona y por obtener, en algunos casos, el mayor beneficio económico en las posibles pensiones».
Este ha sido el caso de José Luis Gómez, de 47 años, vecino del municipio tinerfeño de Arona. Tras doce años de matrimonio fue denunciado por su pareja por malos tratos. La Policía le detuvo y permaneció dos días en el calabozo. A su salida y tras prestar declaración, inició una huelga de hambre en la que se mantuvo 15 días en la puerta del juzgado con el fin de estar vigilado y para que ella no fuera a denunciarle por acoso, mientras estaban a la espera de que se celebrara el juicio. Estos hechos ocurrieron durante el pasado mes de mayo. Al mes siguiente, quedó absuelto por falsa denuncia de malos tratos. No obstante, denunció que el juzgado no sancionó a la demandante por interponer una denuncia falsa.

El castigo de privarlos de los hijos.- Consideran los hombres otro maltrato el verse privados de sus hijos, el que se les asigne un régimen de visitas, un par de horas en la semana y un fin de semana cada quince días. Esto ha hecho que estas asociaciones reivindiquen la custodia compartida. Así, se preguntan algunos hombres separados por qué no es esta una demanda feminista ya que, si por un lado luchan por la igualdad en el hogar y las tareas compartidas en pareja, no entienden que por el otro lado quieren cargar con toda la responsabilidad de los hijos ante una separación o divorcio, alejándolos de su padre. Aclaran las asociaciones de padres y madres de familias separadas que los hijos «no son maletas que van y vienen, no se trata de dividirlos en tiempos iguales entre ambos progenitores». Según explican, por custodia compartida debe entenderse la participación, tanto del padre como de la madre en la vida de sus hijos del modo más razonable y beneficioso para todos en función de cada caso.

«Es un reparto equitativo de derechos y obligaciones, no un reparto exacto del tiempo, aunque también puede serlo cuando se llevan a cabo estas funciones». Apuntan, además, que ni siquiera requiere siempre el cambio periódico de domicilio de los hijos, ya que puede haber otras fórmulas.

Otra de las quejas de los hombres separados es el síndrome de alienación familiar al que se ven sometidos los hijos. Esto es, la manipulación que hace uno de los progenitores sobre el menor, para hablar mal y meter cizaña sobre la otra persona. «Los niños son esponjas, se dejan convencer por quienes quieren, sufren esa manipulación, algo que debe erradicarse tajantemente», comentaba Mario Fernández, quien añadía que juzgados y gabinetes psicosociales ante manipulaciones evidentes han cambiado custodias.

«A los hijos les nace una animadversión al padre en la mayoría de los casos, aunque también se ha dado a la inversa». Al advertirlo, se han cambiado las custodias para potenciar la relación «que nunca se debió perder entre un hijo y su padre o madre».

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