Son padres que luego de una separación en malos términos, o no, dejan de ver a sus hijos porque sus ex parejas no se lo permiten. En muchos casos, ellas hacen denuncias de abuso o violencia falsas para alejarlos. Un psicólogo que pasó por una situación similar creó un grupo de apoyo. Hay casos en que no ven a sus hijos durante años. Critican la lentitud de la Justicia y reclaman una ley de tenencia compartida. Qué pasa cuando los hijos son el botín de una guerra conyugal.
Testimonio. Horacio Gonçalves, el psicólogo Andrés Martín y Héctor Biamba cuentan sus historias. Cuando se divorciaron, jamás imaginaron que se estaban separando de sus esposas y también de sus hijos. Lo que empezó siendo una separación de común acuerdo, se transformó en una pesadilla de discusiones, de citas con abogados y audiencias en los juzgados. Muchos padres viven alejados de sus hijos, porque la madre que ejerce la tenencia no se los deja ver y hasta hay denuncias y causas por abuso de por medio, que algunas veces son reales pero otras no. “Mi hijo va a cumplir cuatro años y hace tres que no lo veo. Quiero estar con él y criarlo, pero la Justicia me lo impide porque me acusan de infamias”, aseguró Horacio Gonçalves.
Los primeros seis meses luego de la separación pudo verlo, pero luego las cosas cambiaron. Su ex mujer se mudó sin decirle a qué lugar y cuándo se enteró dónde se había llevado a su hijo, le decía que no estaba. Así pasaron tres años en los que “se judicializó la vida de todos”, con una causa de violencia familiar que el juez desestimó. “Yo tengo a mi hijo desaparecido, porque los jueces permiten que esto pase. No es un problema de leyes, sino de interpretación”, sostuvo.
Como él hay muchos otros hombres que reclaman una ley de tenencia compartida, para sentirse en igualdad de condiciones ante la Justicia luego de una separación. El 99% de las tenencias queda en manos de las madres, que muchas veces deben salir adelante solas por la falta de la presencia emocional y económica del padre, pero algunas otras ponen a sus hijos como botín de una batalla de venganzas y reproches.
Andrés Martín, psicólogo y coordinador de grupos de reflexión para divorciados, indicó: “Se dan situaciones de violencia en las relaciones, y a veces existen manejos que perjudican a los chicos. Las familias sufren mucho, porque ponen a sus hijos como una moneda de cambio”. Martín inició los grupos de contención luego de atravesar una historia similar de desencuentros.
Héctor Baimba pasó ocho años sin ver a sus hijos y a pesar de los posteriores intentos de reencuentro la relación quedó destruida. No llevarlos a la escuela, ni festejar los cumpleaños o salir al cine un domingo de lluvia son vacíos que ninguna acción presente parecería poder borrar. Su ex mujer presentó una denuncia contra él por abuso y ocho años después, según asegura, le dio la tenencia. “Ellos no viven conmigo, porque hay una relación de odio. Les lavaron el cerebro en contra del padre y existe lo que llaman una memoria emotiva de falsos recuerdos”, indicó Biamba, quien creó la ONG Amse para modificar el sistema legal y lograr que se apruebe una ley de tenencia compartida.
Laberintos legales. Tanto Baimba como Gonçalves están enojados con una Justicia que acusan de discriminarlos por una cuestión de género y no reconocer la igualdad de derechos del padre sobre sus hijos. “La madre tiene una supremacía, lo marca la ley hasta los cinco años y luego lo marcan los prejuicios sociales. La Justicia da respuestas muy lentas a los padres que reclaman ver a sus hijos y los vínculos se van desgastando”, dijo Daniel Rubin, abogado y asesor legal de la Asociación Nuevos Padres (ANUPA). Rubin consideró que se debe tener mucho cuidado con las denuncias que se realizan por abuso: “Hay presentaciones ante la Justicia que son falsas e impiden el contacto entre padres e hijos. Porque hasta que el juez decreta que no es cierta pasa mucho tiempo. Es un tema delicado porque también hay denuncias que a veces se desestiman pero resulta que después son reales”. Baimba afirmó estar sobreseído de las causas penales, pero consideró que sus hijos “quedaron huérfanos de padre por jueces dictatoriales”.
Reconstruir la relación. A pesar de las repetidas desilusiones y los pocos avances en la Justicia, los padres que no ven a sus hijos esperan que la separación pueda revertirse. Carlos, que no quiso revelar su apellido, es médico cirujano y tiene dos hijas de 28 y 31 años. Durante 15 años no tuvo contacto con ellas, porque a pesar de que no existía una denuncia en su contra, su ex esposa no dejaba que se acercara a sus hijas. “Después de tantos años estoy reconstruyendo el vínculo. Es difícil, y sé que los momentos perdidos no se pueden recuperar, pero hoy es una inmensa alegría poder hablar con ellas”, aseguró.
Horacio Gonçalves volvió a formar una familia con otra mujer y tuvo un segundo hijo, que tiene cuatro meses. “Apuesto a la familia –dijo–.Cuando me enteré que estaba embarazada lo primero que le dije fue ‘no me hagas lo mismo’. El corazón se puede repartir, pero el dolor no. Tengo esperanzas de volver a ver a mi otro hijo, y con el apoyo de mi mujer voy a seguir luchando”.
La manipulación perjudica a los hijos.- La psicóloga Eva Rotenberg, directora de la Escuela para Padres, dijo que “si bien tanto la función paterna como la materna son primordiales para la constitución psíquica de los hijos, no se dan aisladas de un reconocimiento mutuo entre el padre y la madre, aunque estén divorciados.
Esta situación que puede ser pensada como “ideal”, puede lograrse en adultos armónicos internamente, que buscan lo más positivo para sus hijos y ellos mismos. Hay diferentes motivos por los que los padres no ven a sus hijos, algunos son voluntarios y otros por imposición de la ley”.
Respecto a la Justicia y su función, opinó que “intenta ordenar lo que los adultos no pueden gestionar de común acuerdo como para decidir lo que sea mejor para los hijos. En este intento de ordenamiento se puede llegar a ser injusto, sin quererlo, porque nunca la decisión judicial será absolutamente lo “mejor”.
Puede haber “manipulación materna” por distintos motivos, pero puede haber causas fundadas por ejercicio de la violencia”. Rotenberg explicó que “la manipulación materna es muy grave y el querer adueñarse de la persona del hijo es enfermante e interfiere en la necesidad de contar con el padre y la madre. Hay muchas modalidades que van desde el abuso sexual, los golpes al maltrato invisible emocional, igualmente muy perjudicial”.
Y agregó: “Muchas veces la mujer también se siente amenazada o es ella quien genera violencia que se manifiesta en él. Apartar al padre no representa una verdadera solución, porque igual el hijo sufre los efectos, pero hay necesidad de protegerlo”.
Fuente: Diario Perfil
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