El Síndrome de Alienación Parental se caracteriza por la acción deliberada de uno de los padres, de querer separar al hijo del otro progenitor. El padre-alienador se vale de difamaciones reiteradas, que se transforman en una verdadera cruzada destructiva, cuyo único objetivo es deshacer el vínculo entre padre e hijo. La influencia que ejerce el padre-alienador sobre el niño es tal, que éste queda enajenado en pensamiento y acción. Comienza a denigrar, rechazar y alejarse del progenitor, sin que nada justifique su comportamiento, más que la influencia del alienador.
El padre-alienador toma a sus hijos como si fuesen objetos de su posesión. Bajo el rótulo de “protección” los manipula, ya sea por hostilidad, venganza, dinero, etc. Es un fenómeno que suele observarse en mayor medida, en las luchas judiciales por la tenencia y regímenes de visita de los niños, durante el divorcio de los padres. Pero no necesariamente los padres tienen que estar separados o en proceso de divorcio, para que pueda manifestarse dicho Síndrome. El padre-alienador suele buscar adeptos dentro del grupo familiar y social más cercano. Generalmente la familia suele dividirse en dos grandes grupos, a favor de uno y en contra del otro. De esta forma, los hijos no sólo pierden contacto con uno de sus padres, sino también con todos aquellos –familiares y/o amigos- que pertenecen a su “bando”.La Alienación Parental se considera como una forma de abuso psicológico y emocional, que trae consecuencias terribles para la salud y el desarrollo de los hijos. Los hijos nunca deberían ser partícipes de los conflictos entre sus padres, ni ser obligados a elegir entre uno u otro, ya que necesitan de ambos. Deben ser libres para poder amar y respetar a cada uno de ellos.
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