viernes, 11 de diciembre de 2009

Malas artes y separación matrimonial

Toda separación resulta dolorosa. De eso no hay duda alguna. Pero es aún más traumática cuando hay hijos de por medio; y si estos son menores, son quienes más sufren las consecuencias de la división de los padres. Y ya resulta infinitamente desagradable cuando una de las partes acusa a la otra de maltrato para evitar que la custodia de los pequeños sea compartida.

Cada vez asistimos con más frecuencia a casos en los que se consigue eliminar a uno de los cónyuges con una denuncia falsa. El último fue cuando un hombre resultó absuelto por la Audiencia de Sevilla tras haber sido acusado de abusar sexualmente de su hija de dos años. Las lesiones que presentaba la niña eran consecuencia de las heridas que ella misma se había producido al rascarse por las lombrices que tenía, y no por una presunta agresión como su ex mujer señaló ante el juez. Durante seis años, el hombre ha permanecido apartado de su hija, que ahora tiene ocho, tras una decisión judicial ante la denuncia de su pareja que ha resultado falsa. La principal prueba del abuso era el testimonio de la madre, que se produjo "en el contexto de una conflictividad conyugal".
Antes de ser denunciado, el acusado trabajaba como autónomo para unos grandes almacenes. Tras estos seis años ha contraído cáncer de colon y de piel, está sumido en depresión crónica, ha sufrido dos intentos de suicidio y se halla en permanente tratamiento psicológico, con una pensión por enfermedad de 301 euros.
"Hay que ser más contundente en estos casos; a mí me han privado de ver a mi hija casi siete años; esto no puede durar tanto y hay que investigar a las dos partes; con tanto tiempo hasta las pruebas se pueden perder, y el daño físico y psicológico que te causan a ti y a tu familia, ...", explicó el denunciado que ha pedido "igualdad" y que su ex mujer pague por haberle puesto una denuncia falsa.
"Una hija duele mucho; yo lo que pido es igualdad y que el que cometa el fallo que lo pague; si yo soy inocente, cómo la otra parte va a quedar impune; que los que manden hagan hincapié en esto; ahora quiero que me den la custodia de mi hija y su madre que pague lo que tenga que pagar, que haya justicia para los dos no para uno sólo", dijo el afectado de 37 años.Además está seguro de que su hija, a la que no ve desde hace seis años y que, según dijo, se refiere a él como "el hombre malo", padece Síndrome de Alienación Parental (SAP), inducido por la madre para que le deteste a él.
"Mi familia está destrozada, yo también y mi hija no conoce a su padre; yo no puedo dormir más de una hora seguida, cogí problemas graves de estómago y depresiones", declaró el afectado, quien sobre la futura relación con su hija dijo que "va a ser difícil; a lo mejor tengo que ir a recogerla a su casa, pero cómo me las apaño yo para decirle 'soy tu papá', eso cómo se hace, cómo se dice".
No vayan a creer que es un caso aislado. En concreto, alrededor de 120.000 hombres al año se ven afectados en España por esta práctica, según datos de la Confederación Estatal de Asociaciones de Madres y Padres Separados. La Justicia es lenta y para cuando resuelve los casos, el daño ya se ha producido. La práctica de denunciar al ex cónyuge para evitar la custodia compartida no puede seguir imperando como una conducta normalizada; más bien al contrario. Y los hijos nunca deben pagar las culpas de sus padres. Aunque esta afirmacíón no deja de ser más un deseo que una realidad, porque al final son los paganos de esta situación. Por eso se deben renovar cuanto antes nuevas prácticas que eviten, al menos, más daños colaterales a una situación de por sí traumática.
Angel Lázaro