Permítanme la licencia y metáfora, pero la relación de la mayoría de hijos de padres separados de éste país, con sus padres varones, no es más que una menstruación, por escasa, sangrante y dolorosa (...). La Ley deja claro que la custodia puede ser monoparental o compartida y que ello debe de ser decidido por ambos cónyuges. La realidad es bien diferente. Casi la totalidad de mujeres se niegan a compartir custodia pues ello les exigiría un ejercicio responsable de maternidad y madurez que no les exige la custodia monoparental al verse con la vida resuelta hasta que el niño se independice (...). Ahora están de moda las palabras igualdad y justicia, ¿no sería lógico otorgar el estricto significado de dichas palabras a nuestra cotidianidad? ¿Por qué las feministas dicen reclamar igualdad pero no quieren compartir la custodia de los hijos? Eso no es igualdad, no confundamos, y no nos dejemos engañar por argumentos encubridores de realidades sangrantes. Los niños son utilizados por rentables. Garantizan casa, pensión, coche, trastero y plaza de garaje. Y ellas, como no quieren ser iguales sino superiores, no bajarán voluntariamente del pedestal que se han creado. Es responsabilidad pues del Legislador velar por los derechos del menor ya que sus mamás no lo hacen y sus papás están siendo despojados de los derechos para hacerlo.
Cristina Tenas Rosell. Palma.
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