lunes, 30 de marzo de 2009

El bienestar del menor

A aquellos que defienden a capa y espada su peculiar forma de entender el significado del bienestar e interés del menor. Aquellos que pierden el tiempo en discutir como van a "denominar", lo que al fin vayan a dejar una vez más, en manos de quiénes supuestamente imparten justicia en este país.

Por lo que temerosos, nosotros seguiremos cruzando los dedos para que se trate simplemente de un juzgador honesto, correcto y justo. Deseosos de que no base sus decisiones según le fue la noche anterior, o haya tenido un buen o mal despertar. Tónica usual escogida por muchos de ellos, aposentados en su pedestal de arrogancia, que simplemente les dio el haber estudiado una carrera y no otra. A ustedes que tienen la potestad de tomar decisiones y cambiar leyes, les pregunto: ¿Es bienestar y interés del menor apartar a un hijo de uno de sus progenitores, de una de sus referencias genéticas, y hacerle desconocedor de algo tan importante y fundamental como son sus propias raíces? ¿Separarle de aquél que participó en su concepción, en la función en la que obviamente la naturaleza le permitió? ¿Es bienestar y interés del menor verle no más que unos días a la semana, o simplemente unas pocas horas de algún día concreto, según lo que un juez en sentencia te permitió? ¿Que cualquier vecino, cajera de supermercado o anónimo transeúnte con el que se cruce a diario, sepa más de su vida, de su crecimiento de su día a día, que su propio padre? ¿Es bienestar y interés del menor que acudas al otro lado de la verja de su escuela, en las horas de patio o comedor para disfrutar de ese instante con tu hijo, para que algún mal llamado educador te recuerde que no puedes estar ahí y que tu hijo "no te toca", como si de un bono de autobús se tratara y tú de un simple muñeco de feria? ¿Es bienestar y interés del menor que en la mayor parte del tiempo no sepas ni donde, ni con quién realmente se encuentra tu hijo y aunque preguntes no recibas más respuesta que la de que tú no tienes su custodia. Como si tu sentimiento de protección y de amor hacia él/ella, se pudiera medir a partir de que tengas o no esa custodia.
Es muy humano y solidario preocuparnos por el resto de la humanidad, de sus problemas y precariedades, pero quizá debiera ser hora de solidarizarse y solucionar también lo que sucede en nuestro entorno, en nuestra casa, en nuestro propio país. A ustedes que pueden tomar decisiones, les pregunto: si una mañana acuden al dormitorio de sus hijos y éstos no están allí, y recuerdan entonces que una sentencia no les permite verlos más que los fines de semana alternos y con suerte alguna tarde entre semana, ¿se apresurarían entonces a modificar las leyes? ¿O seguirían discutiendo?
ELENA PORRAS SÁNCHEZ Dones per la igualtat i la Custòdia Compartida

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