miércoles, 11 de marzo de 2009

el divorcio de los hijos

A menudo leemos en diversos medios de comunicación infinidad de argumentos sobre los posibles motivos que nos llevan o no a divorciarnos, con frecuencia ligados a variables que tienen que ver con nuestra economía. Probablemente mientras nos empecinamos en contar las rupturas de pareja, preocupándonos sobre la pérdida del modelo de familia tradicional, nos olvidamos de analizar la forma en que la familia se transforma o se diversifica conforme a los nuevos parámetros que nuestra sociedad demanda. Una transformación que hoy por hoy, lejos de garantizar la armonía entre todos los miembros de una familia, envuelve a ésta en un escenario que dilapida los derechos civiles más fundamentales de todos sus integrantes, y por consiguiente la felicidad de los mismos.

Precisamente el elemento más determinante para el desarrollo integral de la persona se ve en no pocas ocasiones abocado a una espiral de violencia promovida por un sistema legislativo y una práctica jurídica que no acaban de reconocer los valores por los que tanto ha peleado el feminismo, a saber, el intercambio de roles dentro y fuera del hogar, la incorporación de la mujer al mercado laboral en las mismas condiciones que el hombre, la independencia económica de la mujer o la participación del hombre en las tareas domésticas y en el cuidado de los hijos. Mientras a nuestros políticos se les llena la boca cada vez que pronuncian la palabra 'igualdad' y no dejan de parir leyes discriminatorias que atentan contra su venerado artículo 14 de la Carta Magna y contra el derecho de presunción de inocencia, innumerables países de nuestro entorno como Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Suecia, Noruega, Canadá, y de Latinoamérica como Brasil o Perú, ya han tramitado reformas claramente favorables a la custodia compartida como medida preferente tras un divorcio, porque tienen clarísimo que el interés superior del menor radica en mantener una convivencia equitativa e igualitaria con ambos progenitores. Lástima que el ex-ministro de justicia López Aguilar perdiera en la ley del 2005, su oportunidad para convertir el divorcio en un camino hacia la felicidad para casi la mitad de las familias españolas. La falta de acuerdo continúa siendo el barato argumento para segar la relación de miles de niños y niñas españoles con su padre y con toda su familia extensa. Y luego pretendemos que funcione la mediación familiar, con una ley de divorcio que anima sin rubor a que la mujer genere un conflicto interesado para salir vencedora, convirtiendo al hombre en un 'divorciado de sus hijos' a los que sólo puede brindar un sustento económico mientras se las ingenia para buscar un techo digno. Federación Andaluza de Asociaciones de Madres y Padres Separados: coparentalidad@yahoo.es.

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