martes, 3 de febrero de 2009

Pide ayuda desde Cuba para sus nietos argentinos‏

La Convención para los Derechos del Niño de la UNICEF, reconoce a losniños del mundo, sin excepción, el sagrado derecho de crecer felices,en un contexto familiar normal, en una relación normal con toda sufamilia. Mis nietos argentinos, Roberto Carlos y Juan PabloQuiñones-Molina Scarpati, que cumplirán en el presente 2009, catorce yocho años de edad respectivamente, jamás han disfrutado de unarelación normal con su familia paterna, porque el gobierno cubano lesha violado siempre ese derecho. Durante más de dos años, lasautoridades del país, con extrema crueldad, retuvieron por la fuerzaen Cuba a la anciana bisabuela paterna de estos niños. Desde 1994,impiden que yo, su abuela paterna, viaje a la Argentina en visitaestrictamente familiar.
Cuando Dios crea a todos los que habitamos este universo a Su Imagen y Semejanza, nos crea libres, con una dignidad innata; y nos otorga derechos irrenunciables. Cuando Dios crea a los seres vivos femeninos, nos concede a todos, hasta a los de niveles inferiores en la escala zoológica, el bendito don de la maternidad; y la fuerza y el amor necesarios para luchar por nuestros retoños. Es por eso muy doloroso para mí, una mujer de casi 66 años, mendigar ayuda, desde hace 15 años, para lograr que se respeten los elementales derechos de mi adorada familia, derechos que indiscutiblemente nos pertenecen; y que son usurpados por hombres con pretensiones de dioses. Pero estoy dispuesta a cualquier sacrificio en pos de la felicidad de los seres que amo; y no renunciaré jamás a la lucha que, con este sublime objetivo, he librado durante cinco lustros.Me dirijo hoy, con lágrimas en los ojos y luto en el alma, a todas las personas de buena voluntad del mundo: madres y padres, abuelas y abuelos, ancianos, jóvenes y niños, para suplicarles, por favor, que ayuden a mis nietos argentinos, a iniciar y mantener una relación normal conmigo, su abuela paterna. No pido nada para mí. Yo he vivido medio siglo en este reino de las tinieblas, por lo que mi capacidad de sufrimiento y de resistencia ante la crueldad y las torturas psicológicas, es actualmente ilimitada. Ruego a ustedes su ayuda, para que cese el suplicio de mis seres queridos más vulnerables, y en las edades extremas de la vida: mis inocentes y maravillosos nietos, en los albores de sus bellas existencias; y mi noble y anciana madre, en el ocaso de su generosa vida. Piso ayuda para mis nietos, posiblemente los únicos niños argentinos, a los que un gobierno extranjero, el cubano, les viola despiadada e impunemente sus derechos.Mi petición no nace de motivaciones políticas; no se origina en el tortuoso y para mí ajeno y casi siempre incomprensible ámbito de la política. Mi petición brota de lo más profundo de mi corazón de abuela, pues no puedo permanecer callada frente al dolor evitable de los pequeños hijos de mi hijo. Y al rogar ayuda para mis nietos, les reitero que nuestra situación familiar no constituye una excepción en Cuba. Miles de cubanos han llorado y lloran, por la indetenible destrucción de las familias, que ha afligido a nuestra Patria a lo largo de estos interminables 50 años de implacable totalitarismo.Pido ayuda a ustedes, personas sensibles de cualquier credo e ideología, porque estoy convencida de que todo ser humano civilizado, respeta y venera a la sagrada institución familiar, núcleo y fundamento de la sociedad. Ruego ayuda a ustedes, personas sensibles de cualquier región del mundo, porque estoy convencida de que sabrán comprender la legitimidad y la justeza de mi batalla y de mi clamor.Por favor, ayuden a mis nietos argentinos. Ellos sólo desean y necesitan conocerme, recibir mis visitas, que los acompañe a su escuela, que les cuente sobre mi precioso país, presentarme a sus amigos. Ellos desean y necesitan sentir que tienen una abuela paterna similar a las abuelas de otros niños. Ellos desean recorrer la hermosa ciudad donde viven, llevando del brazo a su hasta ahora lejana abuela paterna, convertida ya en una anciana, después de 15 años de agónico desgarramiento familiar.
LES IMPLORO AYUDA PARA MIS NIETOS, de la forma en que cada uno de ustedes pueda brindársela. No tengo dudas de que surgirán múltiples ideas, todas importantes con vistas a alcanzar tan humanitario objetivo; porque las almas generosas se crecen y se multiplican, cuando se empeñan en poner fin a una injusticia, y en aliviar el infortunio de sus congéneres. Les sugiero cadenas de oraciones, peticiones a personalidades destacadas, solicitudes a los organismos internacionales, etc. Pero fundamentalmente, confío en ustedes, en el pueblo argentino, en los ciudadanos de todo el mundo, en los medios de prensa. Confío en la sensibilidad de sus corazones. Confío en la capacidad creativa de ustedes para hacer el bien; y en sus valiosas iniciativas.Muchísimas gracias por su apoyo. Por favor, no abandonen a mis nietos argentinos. Confiamos en Dios, en la Virgen, y en ustedes. Dios los bendiga. ¡Bendito sea Dios! Dra. Hilda Molina Cuba, Enero del año 2009

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