Hay situaciones en la vida que llaman poderosamente la atención por su carácter injusto. Estoy hablando de las falsas denuncias de algunas mujeres hacia sus ex parejas por maltrato, por la llamada violencia de género. Está claro que ninguna ley es perfecta pero ésta hace aguas por muchas partes. Se decidió que acompañase a esta ley la no presunción de inocencia, de manera que cualquier hombre que fuese denunciado por su pareja de maltratarla iría detenido inmediatamente. Se hizo para evitar muertes. Pero se obvió, o quizás no, que podría darse el caso de que alguna desalmada denunciara en falso. Y vaya si se dio.Hace unos días saltó la noticia a los medios de comunicación de un hombre sevillano que salió en abril de prisión tras 11 meses de cárcel por haber maltratado a su ex esposa. Y salió de la cárcel porque se ha demostrado que las denuncias eran falsas. Las lesiones se las había provocado ella misma y muchas de las fechas de las supuestas palizas, él ni siquiera estaba en la misma ciudad. Es más, hay denuncias fechadas estando él en la cárcel. Alucinante, ¿no? Pues ha sucedido.Yo me pregunto quién va a reponer a este hombre el infierno que ha vivido ya no sólo por carecer de libertad (que debe de ser horrible desde el punto de vista psicológico, máxime cuando eres inocente) sino porque imagino que habrá perdido su empleo, muchos amigos habrán dudado de él, su honor ha sido mancillado y eso es muy difícil de recomponer. Me gustaría saber si no existe la posibilidad de reformar esta ley de manera que cualquier mujer que haga una denuncia falsa tenga como castigo una pena ejemplar. Es un fraude al Estado, a los ciudadanos, a la Justicia, a nuestros impuestos y todo eso debería pagarlo onerosamente y con penas, por qué no, de cárcel. No debería quedar impune que una mujer destroce la vida de su ex pareja por motivos que muchas veces son sentimentales. Una ley como la de la violencia de género que tiene una intención muy digna y loable como es parar la sangría del machismo, no puede consentir que ninguna pájara la aproveche para vengarse, pongamos por caso, de unos cuernos. Es intolerable.* Gemma Lendoiro
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