María, una niña de 11 años de edad, participó el domingo en una concentración en la plaza de la Virgen por la regulación de la Custodia Compartida tras la ruptura del matrimonio. «No puedo distinguir entre padre y madre; ambos son mis padres y punto, nací con ellos y los quiero a los dos», concluye. Siempre se ha dicho que el hogar familiar gira en torno a la madre, y necesita por ello mucha más atención y protección, nadie discute ese extremo. Pero puede llegar la ruptura y cuando no es pactada se inicia un calvario que habitualmente es mayor en la mujer, por ello la legislación le da protección.
Ahora bien, el que la mujer sea el eslabón más débil no es una verdad universal y eso es lo que ayer manifestaban en la plaza de la Virgen cerca de un centenar de miembros de la Asociación Valenciana de Padres y Madres separados. Exigían de urgencia la pronta redacción y aprobación de la Ley Valenciana de Custodia Compartida, «una ley que el Partido Popular contemplaba de un modo preferente en su programa electoral», señala David Ferrer, presidente de la Federación de asociaciones del sector, «lamentablemente se utiliza una denuncia penal para conseguir beneficios civiles. En mi caso, mi mujer me denunció por lo penal. A partir de entonces empecé a ir de juicio en juicio y mientras veo a mis hijos dos horas a la semana. Yo quiero ser padre todos los días y de pleno derecho, participar en su vida y no ser visitante, eso es para los presos». Emilio Martínez corrobora esas palabras. Está separado hace tres años, tiene una hija de 11 y un hijo de 5: «Nos tratan como a delincuentes. El Ministerio de Igualdad es una mentira, nace para apoyar a las madres».
Ley para los niños.- Paquita Montesinos acudió a la concentración con su nieta de dos años y medio en un carrito. «Mi hijo está destrozado, en tratamiento médico, mi marido también. Yo he estado años acudiendo a escondidas por querer ver a mi nieta, a la puerta de casa de la madre, a la puerta del colegio. Siempre me impedían que la viera, un día incluso mi consuegra se abalanzó sobre mí y me agredió. Mi nieta es la primera que no merece esta situación». La excepción parece ser la de Marisa Cuadrado, 9 años separada y con la Custodia Compartida: «Llegamos a un acuerdo sin problemas, incluso repartimos casa y dinero a partes iguales y los dos vemos a la niña por igual. Pienso que si hubiera las leyes adecuadas todo sería muy sencillo».
Por su parte Ana Cabuchola apoya la Custodia Compartida. «Lo pasé fatal los primeros años de separación, mi marido pasaba varios meses fuera y sus hijos lo sufrían. Luego, es terrible la lentitud de la Justicia en fallar cualquier reparto económico o de patrimonio conyugal».
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